Últimamente se viene hablando de una forma de viajar: slow travel. Ya en 2015, Traveler publicó un artículo sobre este tipo de viajes que empezó por aquel entonces y tras la pandemia ha vuelto con fuerza. En el artículo profundizaba sobre como surgian nuevos viajeros que deseaban mimetizarse con el destino.
Nuevos viajeros que desean mimetizarse con el destino
Estamos acostumbrados a la rutina diaria, levantarse pronto, salir corriendo, metro, autobús, coche, café, trabajo… y cuando llegan las vacaciones, ¿por qué no bajar las pulsaciones y relajarnos?
Existen las vacaciones de sol y playa, donde quien más quien menos, disfruta de la tranquilidad, de los chiringuitos, de la playa… pero si visitamos ciudades o países completos ¿disfrutamos de verdad?
La tendencia del slow travel se basa en vivir de verdad el lugar visitado, mimetizarnos con el destino, disfrutar de las pequeñas cosas que nos ofrece: Un desayuno sentado en una terraza de la plaza principal, una visita por el mercado de la ciudad, comer lo mejor de la gastronomía local o un atardecer en el parque mirando como pasa el tiempo. Son actividades que a la vez que nos enriquecen, pueden hacernos disfrutar mucho más de la ciudad.
¿Y los monumentos? Lo sabemos, no podemos dejar de ver las principales atracciones de cada ciudad. Hay que pararse a pensar si realmente todas merecen la pena o realmente las vemos porque aparecen en las guías. Debemos ser selectivos y tomarnos el tiempo necesario para disfrutar lo que de verdad importa. Si no eres de museos, por muy conocido que sea el de la ciudad que visitas, no te va a interesar.
Las nuevas tendencias
Como toda tendencia tiende a evolucionar, en este nuevo movimiento estamos viviendo nuevas formas de de viajar y de actuar. A continuación os detallamos algunas de ellas:
- Escapadas rurales: Con la creciente demanda de este tipo de viajes, se están generando comercios, restaurantes y actividades de ocio en las zonas rurales. Esto nos lleva a disfrutar, de una manera más relajada, los días que pasamos por la zona.
- Slow Cities: Ciudades que, saliéndose del turismo de masas y la continua marea de gente de monumento a monumento, promueven el producto propio y artesanal, poseen una arquitectura medioambiental, zonas verdes y peatonales, no ser contaminantes y usan energías renovables.
- Slow hotels: Donde son los propietarios los generadores de experiencias, ofreciendo a sus clientes una estancia agradable basada en productos de la tierra, actividades locales y gastronomía propia.